La actriz británica, popular por su papel de Hermione en la saga Harry Potter, es la embajadora de la nueva fragancia de Prada, Paradoxe, ocasión que ha aprovechado para estrenarse como directora. Tratándose de ella estaba claro que no iba a conformarse con prestar solamente su imagen…
Emma Watson (París, 1990) recuerda como si fuese ayer el día en el que abrió su cuenta de correo electrónico y vio que tenía un e-mail de Prada en el que la casa italiana le ofrecía ser la embajadora de su nueva fragancia, Paradoxe. “La propuesta consistía en contar una historia sobre una chica paradójica, imposible de etiquetar. Llamó rápidamente mi atención. A lo largo de nuestra vida a las mujeres se nos exige que escojamos un camino, y permanezcamos en él. Así que, para mí, poder decir: ‘Soy complicada. No soy una única cosa’, era un regalo. Esa es la verdadera definición de libertad”, sostiene la actriz, que ya es tan popular por su papel de Hermione en la saga Harry Potter como por su apoyo a las causas más diversas. Inquietudes que le han valido el calificativo de activista, un término con el que se siente de lo más cómoda. “Si no te sientes incómodo, no estás haciendo tu trabajo. La palabra activista viene de ser activo”, indica la intérprete, que causó un revuelo considerable en 2017 cuando protagonizó un reportaje en la edición estadounidense de esta revista luciendo un bolero de Burberry que dejaba parte de su anatomía al descubierto. “El feminismo trata sobre dar oportunidades a las mujeres. No es un palo con el que pegar a otras mujeres. Habla de libertad, de liberación, de igualdad. Realmente no sé qué tiene que ver mi pecho con esto. Es muy confuso, estoy confundida y mucha gente también está confundida. […] Dicen que no puedo ser feminista… y tener tetas”, fue su respuesta a las críticas que recibió entonces.
Cinco años después, Watson sigue presumiendo de sus principios a la menor oportunidad. “Si voy a representar a una mujer empoderada, libre y alegre, tengo que ser una mujer empoderada, libre y alegre mientras lo hago”, dice sobre el rodaje del anuncio de Paradoxe, que no solo protagoniza: también dirige, en la que constituye su primera vez detrás de las cámaras. En el spot, la Meg March de la última versión de Mujercitas, la de Greta Gerwig, aparece en varios fotogramas incluso mirando unos monitores de televisión, pintando una pared o bailando mientras su voz en off va diciendo se pregunta: ‘¿Por qué debería ser encasillada? Los compartimentos son siempre demasiado pequeños. Celebro mis imperfecciones. Disfruto mis días. Nunca soy la misma, pero siempre soy yo misma”. “Tener una identidad multidimensional significa que está bien ser complejo, no dar siempre la respuesta perfecta, no saber exactamente qué quieres o quién quieres ser a cada minuto. No significa estar perdido o no saber quién eres, es simplemente que estás explorando diferentes versiones de ti mismo, y eso te hace más completo. Hacer cosas diferentes no significa que vas sin rumbo, significa que estás explorando la versión más completa de ti mismo. Eso te completa y para mí es un concepto muy poderoso”, reflexiona Watson al respecto.
Naturalmente, Watson también ha tenido la oportunidad de explorar la faceta más hedonista del proyecto –al fin y al cabo, se trata de la campaña de una fragancia–. “Para mí, un perfume versa sobre los momentos más sensuales. Antes de elegir cuál llevar, pienso: ‘¿Cuáles son los poderes mágicos que posee esta fragancia y quiero sentir?”. Uno de ellos es la libertad de sentirme cómoda y segura en mi cuerpo, conmigo misma, poder bailar”.
Además de dirigir y de volver a demostrar sus dotes interpretativas en el anuncio Emma Watson baila –ha contado para ello con la ayuda de dos bailarinas profesionales, Emma Portner y Kristin Sudekis–, y bucea. “La película tiene una parte sostenible, al igual que el perfume. Era muy importante para mí integrar ese concepto porque, en mi opinión, se nos olvida con frecuencia que todo lo que tiramos a la basura termina en los océanos. Quería incluir un recordatorio visual al respecto”, explica. La cinta acaba con su protagonista en la naturaleza, rodeada de árboles. “Por supuesto, es solo una idea, pero creo que los anuncios de fragancias manejan un lenguaje aspiracional, y si tener árboles o estar conectado con nuestros océanos se percibe como algo a lo que aspirar, conseguimos algo muy profundo”, reflexiona.
Si cabía alguna duda de que, en su caso, prestar imagen a un perfume iba a ser algo más que posar delante del objetivo de un fotógrafo -que en este caso ha sido por cierto Harley Weir-, ha quedado del todo despejada. Tal y como se ha encargado de decir ella misma en WWD, “siento que siempre estoy nadando contra la corriente”.
Fuente (xx)