Emma Watson habla sobre su trabajo en Kering para que la moda sea más sostenible

En una entrevista en exclusiva, la actriz nos cuenta por qué ha entrado a formar parte de la junta directiva de la compañía (matriz de Gucci) y cómo estos días de reflexión la han llevado a intentar promover cambios relevantes, alejada de los focos

Desde que la franquicia de las películas de Harry Potter la catapultó a la fama, Emma Watson es conocida tanto por su trabajo en la gran pantalla como fuera de ella. La actriz fue nombrada embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres en 2014, a la sazón, en la sala de la asamblea de Naciones Unidas, pronunció su célebre discurso “HeforShe” [Él por ella], en el que instaba a los hombres a defender la igualdad de género. También tuvo un papel protagonista en el movimiento TIME’S UP, que empezó en 2018, con el que se exigía el fin del acoso sexual en Hollywood.

Ahora, Watson ha añadido otro puesto a su lista de ocupaciones, ya que se ha unido a la junta directiva de Kering, empresa matriz de Gucci. Watson (30 años) será presidenta del Comité de Sostenibilidad de la junta; un puesto que le va como anillo al dedo, ya que la actriz lleva mucho tiempo involucrada en el ámbito de la moda ecológica. “Para mí, la sostenibilidad tiene que ver con los efectos de las acciones del presente en un futuro compartido”, nos dice Watson. “Como la integrante más joven de la junta de Kering, espero influir en decisiones que tengan impacto en las generaciones venideras y en el mundo que les dejamos”.

En la alfombra roja, Watson ha ondeado a menudo la bandera de la moda sostenible; en la gala del MET de 2016 la vimos con un vestido de Calvin Klein confeccionado a partir del plástico de botellas recicladas y también optó por modelos ecológicos durante la gira de promoción de La bella y la bestia en 2017. A su vez, es una firme defensora de la aplicación Good On You, que puntúa lo ética que es una marca y fue la editora invitada de la edición sobre sostenibilidad de 2018 de Vogue Australia.

Por tanto, tiene todo el sentido de mundo que una fuerzas con Kering —cuya apuesta por la sostenibilidad es sobradamente conocida dentro del sector—, que el año pasado anunció que suprimiría sus emisiones de carbono tanto en sus operaciones como en su cadena de suministro y encabezó el Pacto por la Moda del G7, al que se han sumado 65 marcas para llegar a acuerdos para mitigar el cambio climático, mejorar la biodiversidad y proteger los mares.

Hemos hablado con Watson para que nos hable de su nuevo papel en Kering y de lo que significa para ella la moda sostenible.

¿Por qué decidiste asumir este nuevo puesto en Kering?
Como bien nos ha enseñado la crisis del coronavirus, la sostenibilidad es un problema urgente que discurre en paralelo con los de justicia e igualdad para las mujeres, las personas negras, indígenas y racializadas, y también con el medioambiente. La labor de Kering al frente de la lucha por la sostenibilidad en el mundo de la moda me parece más vital que nunca, me siento inmensamente agradecida por poder unirme a su proyecto y aportar mi visión en un grupo que está demostrando que se toma muy en serio su responsabilidad. Tengo muchísimas ganas de ayudar a la empresa a acelerar el ritmo de sus avances y a construir a partir de lo que ya se ha conseguido. Además, estoy emocionadísima por poder colaborar con la fundación por los derechos de las mujeres de Kering. Aprender me apasiona

¿Por qué te parece tan importante la sostenibilidad en la moda?
Me ha interesado la sostenibilidad en este sector desde que tuve que vivirlo en primera persona allá por las giras promocionales de Harry Potter. Por aquel entonces yo tenía 12 años. En el instituto me interesé mucho por la moda de comercio justo y las fuentes de energía renovable gracias a una profesora de Geografía que me inspiró muchísimo. Al final, todo eso me llevó a hacer un viaje a Bangladés en 2010 con la marca sostenible People Tree.

Me quedó claro que la sostenibilidad en la moda es fundamental, sobre todo si tenemos en cuenta el enorme impacto negativo que puede tener esta industria en el medioambiente, además de en los derechos laborales y en el bienestar animal. También es una problemática feminista. Se estima que un 80 % de las personas que trabajan en las fábricas de textiles son mujeres de entre 18 y 35 años.

En este momento sin precedentes que estamos viviendo ahora, hay que tomar decisiones drásticas y actuar planteándonos cómo reinventar y reconfigurar en clave positiva lo que hacemos y cómo lo hacemos. La verdad es que me parece un momento emocionante para que me brinden esta oportunidad, ahora que puede que las cosas cambien. Por ejemplo, cuando el año pasado vi que Kering anunciaba que aspiraba al objetivo de tener emisiones neutras de carbono tanto en sus operaciones como en toda la cadena de suministro, y que su prioridad era evitar emisiones, luego reducirlas y luego compensarlas, me quedé impresionada.

Cada persona entiende la sostenibilidad a su manera. ¿Cómo la entiendes tú?
Para mí, la sostenibilidad es la relación entre sociedad y comunidad, economía y medioambiente. Aspectos como la justicia, la equidad y la igualdad son clave para entender el significado de sostenibilidad; tanto si hablamos de justicia medioambiental y del impacto de la industria de la moda en nuestro planeta, de los derechos de las trabajadoras o del efecto en las familias y sus posibilidades materiales.

¿Cómo se relaciona tu nuevo puesto en Kering con el resto de tus facetas profesionales?
Durante la pandemia, como muchas, he tenido tiempo de reflexionar sobre el trabajo en el que quería involucrarme y en lo que me parece relevante de cara al futuro. Como siempre he estado bajo los focos gracias al cine y tan activa en redes sociales con mi activismo, tengo curiosidad por desempeñar un papel en el que trabajaré para dar voz a otras personas, para continuar aprendiendo de quienes han vivido experiencias diferentes a la mía (de trabajadoras del sector textil a personal ejecutivo o creativo de la empresa) y también para garantizar que se tenga en cuenta un abanico más amplio de perspectivas. Ahora, apartada de los focos, espero poder ser útil y aportar mi granito de arena.

Si la gente me nota un poco desaparecida, ¡no significa que ya no esté ahí o que no me importe! Solo que estaré trabajando de un modo diferente (menos alfombras rojas y más reuniones). Es un momento único y mi intención es aprovechar la oportunidad que se presenta para fomentar el cambio. Como dice mi amigo Fahamu Pecou, este trabajo es una maratón de relevos, no cosa de un acelerón; quiero ser una corredora de fondo y estar en el lugar que me corresponde cuando me pasen el relevo.

El año pasado, formé parte del Consejo Consultivo de Igualdad de Género del G7, cuyo anfitrión fue el presidente Macron, y, aunque nuestras recomendaciones estaban dirigidas a nivel gubernamental, las empresas tienen un papel fundamental a la hora de materializar los cambios. Por eso, espero encontrar la manera de garantizar que las empresas de moda utilicen el poder que tienen para crear una sociedad más justa e igual para personas de todos los géneros.

Como parte del movimiento TIME’S UP, hemos hecho mucha campaña para asegurarnos de que todos los lugares de trabajo sean espacios seguros para las mujeres. Tras haber oído historias terroríficas sobre abuso e intimidación en tantos sectores diferentes, quiero trabajar para que las trabajadoras de toda la cadena de suministro de este sector pueden desempeñar su labor sin miedo ni intimidación, y que los nuevos avances normativos, como el Convenio sobre la Violencia y el Acoso de la Organización Mundial del Trabajo, se traduzcan en las prácticas de las fábricas y las tiendas de ropa. Muchas de las organizaciones a las que he apoyado a lo largo de los años trabajan con obreras del sector textil, campesinas y otras mujeres del sector; en mi nuevo puesto, espero compartir lo que he aprendido de ellas.

También he trabajado mucho con organizaciones de apoyo a víctimas de violencia machista tanto en el Reino Unido como en otros países, y durante el confinamiento por el coronavirus, las llamadas a esos servicios se han disparado en muchísimos territorios. Por eso, también estoy impaciente por empezar a trabajar con la fundación de Kering para ver cómo podemos enfrentarnos a los desafíos que se están encontrando en estos momentos tan difíciles las organizaciones que trabajan en el campo de la violencia de género.

¿Hay problemas concretos de la industria de la moda que te preocupen?
Muchísimos, tanto la manera que tiene la publicidad de este sector de agravar los problemas de percepción corporal entre las chicas más jóvenes como los niveles de contaminación del agua que generan las marcas de vaqueros.

El coronavirus, sin duda, ha tenido un gran impacto en la demanda de ropa y me preocupa que no todas las empresas estén actuando de manera responsable con las fábricas y las trabajadoras en tiempos tan difíciles como estos, ya que hay muchos pedidos que se cancelan o se pide que bajen precios en prendas que ya están confeccionadas. Estoy contenta de que Kering haya respetado todos sus compromisos durante la pandemia.

En este momento, las marcas han salido enseguida a mostrar su solidaridad con el movimiento Black Lives Matter, pero tenemos que asegurarnos de que no es un discurso vacío y de que el sector pone en orden sus asuntos en temas como la representación o la inclusión. Todavía hay enormes problemas de discriminación a la hora de contratar a una persona u otra, problemas con la representación del talento negro en puestos de liderazgo y creativos, o cómo se los representa en la publicidad o en los medios especialistas en moda.

En resumidas cuentas, hay muchos asuntos preocupantes, pero creo que estamos en un buen momento para poner sobre la mesa debates incómodos, tomar decisiones radicales y fomentar cambios sistémicos duraderos, tanto para la sostenibilidad medioambiental como para la justicia racial. 2020, para muchas personas, ha sido un año durísimo, y se habla mucho de “volver a la normalidad”, pero ha quedado meridianamente claro que lo “normal” no le iba bien a todo el mundo.

¿Nos das algún un consejo para comprar de manera más sostenible?
Soy una gran defensora de la aplicación de Good On You, que facilita al consumidor ver el impacto que tiene cada marca. Me he comprometido a comprar y vestir marcas que tengan una puntuación de, al menos, “It’s a Start” [Es un comienzo], ya que quiero apoyar a marcas que estén yendo la buena dirección.

[En el Reino Unido] también tenemos TRAID, que te recoge en casa la ropa que ya no usas y la reutiliza y la revende en sus tiendas. Además, con los beneficios financian proyectos para poner fin al abuso en las cadenas de suministro del sector textil.

Otro consejo que puedo dar es que hay que aprender sobre una misma, quién eres y lo que de verdad te vas a poner, eso te convierte en una compradora inteligente. Ajustar, modificar y ponerte creativa con la ropa le da más años de vida, más sentido y personalidad. [Antes del confinamiento], para una sesión de fotos, me puse un vestido que llevé a los quince años para un estreno. Archivo y catalogo con mucho cuidado en el armario todas las prendas especiales que he llevado, ¡lo guardo todo!

Las personas mejor vestidas que conozco han descubierto cuál es la fórmula que les funciona y tienden a repetir sus prendas favoritas una y otra vez. En eso hay que invertir, no en prendas que acabarás tirando. No compres nada a menos que sea perfecto. A veces me convencía para comprar alguna cosa estrafalaria porque pensaba que ya le haría las modificaciones pertinentes o que ya me vendría bien en otro momento. Pero ¡nunca pasa!

Mi amiga Emily siempre me decía que todo tiene un “coste por cada uso”, con lo que se refería a que cada vez que llevaba una prenda, reducía lo que le había costado comprarla y lo que había costado fabricarla. Un chollo no tiene nada de chollo si al final no te lo pones o a los dos días está roto. Muchas veces salgo de la tienda y, si no vuelvo a por la prenda, es porque realmente no tenía tantas ganas de comprarla.

¿Nos podrías decir algunas tus marcas sostenibles preferidas?
Cualquier prenda vintage. Reutilizar, reciclar y llevar prendas de segunda mano es lo más sostenible que podemos hacer como consumidoras. Hace poco, en Instagram, puse el nombre de unas cuantas tiendas regentadas por personas negras donde venden ropa de segunda mano que es alucinante. Si necesitas algo nuevo, me encantan los vestidos y monos veraniegos de Christy Dawn. Christy, la fundadora y diseñadora de la marca, es un encanto.

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